Senderos que recorren por dentro los parajes más bonitos de la espesura de nuestros montes.

 

Las provincias de Burgos y Soria comparten un espacio mágico y lleno de encanto: La comarca de Pinares. Un territorio situado en pleno Sistema Ibérico, en torno a las Sierras de Neila, Urbión y Cebollera que incluye a más de 60 municipios.  

 

Pinares es un paraíso para aquellos que buscan disfrutar de una naturaleza en estado puro, realizar actividades de ocio al aire libre o simplemente descansar y escuchar el silencio entre bosques, ríos y lagunas glaciares.

 

Desde las altas cumbres del Sistema Ibérico, los ríos Duero y Arlanza vertebran valles cubiertos por una extensa masa forestal donde el pino es el rey. Se trata de la masa boscosa más grande de la Península Ibérica donde la piedra, la vegetación y la tradición pinariega han modelado un entorno irrepetible. Debido a su riqueza y diversidad, aquí encontramos varios espacios naturales protegidos como las Lagunas Glaciares de Neila, la Laguna Negra, el Cañón del Río Lobosla Fuentona y Sabinar de Calatañazor o los Sabinares del Arlanza y la Yecla, así como otros enclaves de alto valor natural y paisajístico como el bosque del Amogable o el embalse de la Cuerda del Pozo

 

Dispersas entre valles y sierras podemos encontrar los restos de antiguas civilizaciones que poblaron el territorio. Un importante legado que se constata con los numerosos yacimientos, dólmenes y necrópolis excavadas en la roca entre las que sobresalen las de Revenga y Cuyacabras; restos de la cultura romana como calzadas, puentes o la ciudad de Clunia; un primitivo legado románico que abarca desde el soberbio Monasterio de Silos hasta una larga lista de pequeños y recogidos templos; otras construcciones religiosas como el antiguo Monasterio de San Pedro de Arlanza o la Iglesia visigótica de Quintanilla de las Viñas; casonas, palacios y castillos que defendieron de la amenaza interior; una rica arquitectura popular muy vinculada a los antiguos oficios y a la actividad industrial como herreros, carreteros, pastores, resineros, etc. 

 

Un territorio donde es posible practicar diferentes actividades que tienen su escenario en este privilegiado entorno natural y cultural: desde el tranquilo baño en las orillas del río Duero hasta las actividades náuticas en el embalse de la Cuerda del Pozo; desde el senderismo por los recorrido balizados hasta la recogida de setas acompañados por un experto guía micológico; desde el aprendizaje al esquí en el Punto de nieve de Santa Inés hasta el tranquilo paseo por raquetas; desde la observación de aves hasta la escucha de la berrea; desde el descubrimiento de dólmenes y necrópolis hasta el contacto con el primitivo y auténtico arte románico; desde el paseo con los tradicionales carreteros hasta la interpretación de las huellas de antiguos dinosaurios o la visita a los escenarios de conocidas películas.

 

Por la provincia de Soria trascurre el sendero de gran recorrido GR 86, y tiene varias etapas por la zona de pinares de Soria, además de varias derivaciones que hacen el camino más atractivo y dan la posibilidad de conocer la unión entre varios pueblos y lugares.

Son cinco etapas las que transcurren por los pinares soriano, comenzando en El Royo y terminando en Navaleno, pasando por Vinuesa, Covaleda y Duruelo:

 

El Royo - Vinuesa, por la sierra del Portillo camino de la sierra de Urbión

 

Etapa de 19,3 km. de tránsito entre zona de rebollares y los pinares que circundan la sierra de Urbión. Entra en Pinares, tras coronar la sierra del Portillo de Pinochos, en los Altos de Camporredondo.

Sale de El Royo, desde las eras del pueblo, en dirección a una cruz de piedra ubicada en mitad del descampado. Pasando junto a la cruz sigue en la misma dirección, dejando un grupo de majadas a la derecha, hasta llegar a un pequeño puente. Cruza el puente y vira fuerte hacia la derecha tomando una amplia vereda, para volver a desviarse hacia la izquierda, unos pocos metros más adelante, en dirección a una valla de piedra. Poco más arriba cruza una puerta metálica y se adentra en la senda, por la que asciende un buen rato a través de un espeso rebollar, saliendo a claros en diversas ocasiones. Llega un momento que el sendero se aproxima a un arroyo. Aquí, ignora el trazo del sendero que continúa a media ladera, y prosigue pendiente arriba, para atravesar un claro y enlazar con una vereda entre pinar de repoblación. Finalizada la vereda ante una rudimentaria escalinata de piedra, da paso a un estrecho sendero a media ladera que se adentra en la espesura, ahora de pinos, y más tarde de rebollos. Sale de la espesura y, tras una breve subida, se sitúa frente a la ermita de la Virgen del Castillo.

Sin llegar a la ermita, gira noventa grados a la derecha al encuentro de una pista, por la cual continuará la ascensión durante un buen rato, hasta conectar con un camino de rodadura que parte desde el puesto de vigilancia de incendios de El Puntal. El siguiente tramo nos situará en el cordal de la sierra de Portillo de Pinochos. A menos de dos kilómetros desde el Puntal el camino surca un corta fuegos, y en el primer desvío a la izquierda, lo abandona para adentrarse en los esbeltos pinares que caracterizarán el paisaje en sucesivas etapas.

A un centenar de metros del desvío nos encontramos con una pequeña laguna en los Altos de Camporredondo. Tras bordearla, el trazado da un giro de noventa grados hacia la derecha, por medio de una vereda que, tras un suave descenso, corta transversal con un marcado arrastradero. Hacia la derecha, ahora a media ladera, enlaza un poco más adelante con una pista en una cerrada curva. Continúa recto por la pista poco más de dos kilómetros, sobre terreno generalmente llano y, a la altura de un raso (zona talada), dónde se alcanza una buena panorámica del Pico Urbión, se desvía bruscamente a la izquierda para iniciar un agradable descenso por senda y antiguo arrastradero.

En este punto estad atentos para tomar el trazado correcto. Desecha un arrastradero que desciende por el borde del raso, y toma un poco más hacia la izquierda, en oblicuo, una senda poco marcada en sus primeros pasos. Tras un centenar de metros de senda llana y desdibujada, reemprende el descenso sobre traza más marcada. En seguida el sendero se adentra hacia la derecha en una vaguada y, un poco más adelante, sale de ella torciendo hacia la izquierda, hasta cortar con una primera pista antes de llegar al valle del Revinuesa. Cruza la pista y enlaza directamente con un arrastradero que muere en un delicioso raso (Peñones del Cojo). De aquí parte otro arrastradero (arrastradero de los Peñones del Cojo) que reanuda el descenso hasta la siguiente pista asfaltada en una marcada curva.

Un tramo recto, de corto descenso por pista, da con la carretera del puerto de San Inés, en la esquina del camping Cobijo. Gira a la izquierda por carretera, y la abandona un poco más adelante en una portera que da paso a un prado, frente a la entrada del camping. Un último tramo por senda y vereda, siguiendo un brazo del río Revinuesa, cruza un pinar maduro entre praderíos y enlaza con el camino de las piscinas municipales, por donde entra en la villa de Vinuesa cruzando el puente del Revinuesa.

 

Vinuesa - Covaleda, por sierra Umbría entre inmensos pinares

 

Larga etapa de 21,6 km. por medio de variados tipos de camino, inmersos en el corazón de la mayor extensión boscosa de la Península Ibérica, a través de la sierra de la Umbría, a caballo entre el valle del Duero y Pinar Grande. Abundan los roquedos a lo largo de la Sierra, con vistas sobrecogedoras de un inmenso pinar.

Sale del pueblo desde la ermita de la Soledad, por la Cañada Galiana en dirección a la ermita de San Mateo, situada al otro lado del puente del Duero, en uno de los márgenes del embalse de la Cuerda del Pozo. Tras cruzar el largo puente, toma un camino que pasa a la izquierda de la ermita de San Mateo, atravesando un bonito paraje adehesado de grandes pinos. Enseguida el camino torna a senda, continuando paralelo al margen del embalse, en dirección a Molinos de Duero. Pasa una portera y acto seguido deja otro puente a la derecha. Aquí el trazado de la calzada romana se hace patente, encajonándose en el valle del Duero, para salir en Molinos de Duero por uno de los ojos del puente.

Se dirige a cruzar todo el pueblo por su calle principal, cruza la Plaza Mayor y sale por un camino junto al frontón que, pasando junto a la ermita del Santo Cristo, lleva hasta el pueblo de Salduero.

Sin llegar a entrar a Salduero, frente a su puente, tuerce hacia el camposanto. A la derecha de éste y encima del talud de su camino de acceso, parte en una portera la senda que asciende zigzagueando entre rebollos y pinos hasta la ermita de Santa Ana.

El sendero prosigue detrás de la ermita, girando noventa grados a la derecha para cruzar unos prados. Su trazado se estrecha en el momento que se adentra en el rebollar. Ahora asciende entre la espesura del cordal hasta el Pico del Aguila. Al final de la senda flanquea el pico por su vertiente sur y, sin llegar a alcanzar su cumbre, conecta con su pista de acceso. No dejéis de desviaros unos metros hacia este magnífico balcón natural.

Reanuda la marcha por la pista, y a menos de un kilómetro de descenso, el recorrido reemprende su ascenso, siguiendo recto por un camino que surge en la primera curva de la pista (desvío). Tras un par de kilómetros, muere en un claro. Aquí, estad atentos para retomar el sendero. Atraviesa el claro girando noventa grados a la derecha y, a unos doscientos metros, vuelve a girar otros noventa grados a la izquierda para tomar la senda que seguirá durante un buen trecho a través de la sierra de la Umbría.

Sigue la senda sin posibilidad de pérdida hasta kilómetro y medio, donde se bifurca (collado) en las inmediaciones de un raso. En este punto desecha el ramal que se dirige hacia la derecha con objeto de cruzar hacia otra vertiente, y sigue recto a cruzar el raso. Desde la parte baja del raso vuelve a tomar la senda hacia la derecha. Ahora llanea a media ladera y, más adelante, cuando predomina el pinar, se difumina en algún tramo del ascenso a la Piedra Andadera.

Pasada ésta, empieza el descenso sobre sendero de traza más clara. Llega al siguiente collado (Portillo de las Putas) y pasa de largo las sendas que lo cortan descendiendo a ambas vertientes. Continúa por la senda trazada a lo largo de la sierra y enseguida gira levemente a la derecha para, en breve, volver a retomar el rumbo llevado hasta ahora. Unos pocos metros más a través de una zona de corta y pasa junto a un delicioso raso bordeado por una línea de rocas, conocidas como el Juego de Pelota.

Aquí, el sendero cambia de rumbo dirigiéndose a la derecha y alejándose del raso, para descender hacia la vertiente norte de la sierra en busca de la pista forestal. En la pista tuerce a la izquierda y, después de tres kilómetros de descenso, llega a un desvío, casi en el fondo del valle. Continúa hacia la derecha y, tras pasar junto a una fuente, se desvía cruzando el Duero por el Puente de la Arenilla.

A una veintena de metros, alejándose del río, abandona la pista para tomar una trocha que sigue junto a un vallado de piedras hasta la ermita de San Cristóbal. Divisado el pueblo, desciende por otro atajo que surge entre las piedras a la derecha de la ermita, para cortar con el camino que se adentra en el pueblo de Covaleda.

 

Covaleda - Duruelo de la Sierra, tierra de pinares en la cabecera del Duero

 

Etapa de 16,8 km. que complementa la anterior en el recorrido por la sierra de la Umbría, siguiendo la misma tónica. Se desvía en el prado de San Llorente por la variante GR 86.1, hasta Duruelo de la Sierra. Desde Covaleda tenemos la opción de alargar la etapa hasta Navaleno, realizando dos etapas en una de 26,8 km.

Abandona el pueblo en dirección a la ermita de San Cristóbal, tomando el mismo camino de entrada cuando venimos desde Vinuesa por el GR.

Desde la ermita sigue junto a un vallado de piedras, a la izquierda de la pista, descendiendo suavemente hasta cortar con el río Duero en el Puente de la Arenilla.

Pasa el puente y, al instante, en el siguiente desvío, vira a la derecha y prosigue por la pista unos kilómetros hasta el refugio del Félix. En este lugar parten varios caminos. Toma frente al refugio, el que parte a noventa grados a la derecha de la pista de subida, dispuesto a cruzar un puente con barandilla metálica. Desecha otro que sale en la misma dirección un poco más abajo de éste. Enseguida el camino torna a senda y a pocos metros se ramifica. Toma el ramal del medio que asciende suavemente, marcándose la senda a los pocos metros de iniciarse. Inmersos en el pinar, tras unos minutos de marcha, llega a una bifurcación. Continúa por la derecha y acto seguido cruza un pequeño arroyo para encaramarse a un corto repecho. Tras superarlo, vira hacia la izquierda y completa su ascenso hasta el cordal de la sierra de la Umbría.

Ahora el sendero continúa junto a un corta fuegos, para salir posteriormente en un raso tapizado de rocas superficiales, conocido como Las Lodosas. Atraviesa este paraje y vuelve a conectar con sendero marcado, para reencontrar más arriba la cuerda de la sierra de la Umbría, en el alto de Usera. Un tramo llano a lo largo de un espectacular balcón rocoso, ofreciéndonos sobre la marcha, inmejorables vistas de Pinar Grande, lleva a un corto descenso que finaliza en el puerto de la carretera de Duruelo de la Sierra a Navaleno.

Cruza la carretera y asciende recto durante dos kilómetros, por medio de la pista que muere en Cabeza Alta. Después de unos minutos de deleitarnos con las vistas, inicia el descenso hacia el Prado de San Llorente, tirando ligeramente a la izquierda, para enseguida girar ligeramente hacia la derecha y tomar una estrecha senda que, por el margen derecho del corta fuegos, desemboca en el Prado de San Llorente. Este forma el amplio collado donde el recorrido se desvía hacia la vertiente norte, tomando la Variante GR 86.1 en dirección a Duruelo de la SierraSi nos desviáramos hacia la vertiente sur, seguiríamos por el trazo del GR 86 en dirección a Navaleno o San Leonardo, (ver siguiente etapa Duruelo - Navaleno).

Por lo tanto, tomaremos la senda en dirección a Duruelo de la Sierra que desciende en abiertos zigzags, a través de la umbría vertiente norte, hasta la pista forestal asfaltada de Duruelo de la Sierra a Navaleno, a la altura de su primera curva. Tras un corto tramo por la pista en dirección a la carretera general, la abandona a la derecha por una vereda, unos pocos metros antes de llegar al cruce. Esta vereda es la antigua calle de un tendido eléctrico, que cruza lo que podríamos definir como un pinar adehesado. Finalizado este fresco paseo entre pinos, entra en la localidad de Duruelo de la Sierra, a la altura del puente del río Triguera

 

Duruelo de la Sierra - Navaleno, por camino carretero cruzando Pinar Grande

 

Etapa de 18,2 km., continuamente sumergida en un magnífico e interminable bosque de pinos silvestres y negrales. Remonta de nuevo la sierra de la Umbría hasta Prado San Llorente y desciende cruzando Pinar Grande hasta Navaleno. El trazado co­rres­ponde en gran parte a un antiguo camino carretero que unía ambos poblados; actualmente formado por una sucesión de sendas, arrastraderos, pistas y caminos de rodadura. Estos caminos formaban una red de vías por donde circulaban las carretas de bueyes cargadas de madera, lana y otros productos de la tierra, enlazando con otras vías principales que llevaban a múltiples destinos de la geografía española.

Esta etapa inicia su andadura por el camino que sale a la izquierda, nada más pasar el puente del río Triguera por la carretera que se dirige a Quintanar de la Sierra. Tras pasar junto a unos vallados de piedra se adentra en un pinar adehesado, formación vegetal pintoresca de los pinares de los sistemas Ibérico y Central. Esta masa se encuentra surcada por una recta calle por donde pasó una línea eléctrica. Siguiéndola durante unos dos kilómetros, corta con la carretera o pista asfaltada de Duruelo de la Sierra a Navaleno, a unos pasos de su cruce con la carretera principal que conduce a Quintanar de la Sierra.

Tras un corto tramo por la pista asfaltada, en el momento que describe su primera curva, sale recto del asfalto para enlazar con una senda arrastradero. A unos minutos de camino se encarama a la pendiente de la vertiente norte de la sierra de la Umbría; remontándola hasta los prados de San Llorente mediante sucesivos quiebros que van desplazando el recorrido progresivamente hacia la derecha. Entrando en los Prados de San Llorente, el trazo del sendero se pierde en el praderío. Este es el punto de conexión de la variante GR 86.1 con el GR 86 que viene desde Covaleda a través de la sierra de la Umbría. Si quisiéramos seguir hacia Covaleda, tendríamos que ascender en dirección este hasta Cabeza Alta por el margen izquierdo del cortafuegos (ver perfil en capítulo anterior).

Para continuar hacia Navaleno, que es lo que pretendemos en la descripción de esta etapa, toma un sendero, alejándose de los prados hacia la vertiente sur de la sierra. Aquí estad atentos a no tomar un sendero que parte unos metros más abajo, desde el fondo del collado que forman los prados de San Llorente. Tras un corto tramo de sendero en llano, enlaza con un corta fuegos.

Aquí gira a la derecha descendiendo unos metros hasta el final del corta fuegos, donde enlaza con el arrastradero que, tras unos dos kilómetros y medio de descenso, en ocasiones por terreno accidentado, finaliza en el fondo del valle. Tras cruzar un arroyo y la pista trazada por el fondo del valle, asciende recto unos metros en fuerte pendiente por arrastradero al encuentro del próximo desvío. Aquí vira a la izquierda y enseguida el trazado toma otro matiz; ahora llanea una zona despejada a lo largo de una pequeña elevación, conocida como Raso Redondo; más tarde, pasa junto al Prado de los Cien Duros.

Una vez que el camino vuelve a sumergirse en el pinar, se transforma en pista, poco antes de salir a otra pista más ancha. Sigue ésta hacia la derecha y, a unos minutos de marcha, llega a Castroverde, agradable paraje de praderíos con refugio forestal. Atraviesa el paraje por la misma pista y a unos metros corta con otra, después de pasar una valla que cierra la pista.

Continúa hacia la izquierda y pasa junto a la fuente de la Canaleja. A un kilómetro, abandona la pista por su margen derecho para enlazar con una agradable vereda que, tras cruzar el río Ebrillos y torcer a la izquierda, bordea la ladera virando poco a poco hacia la derecha, para encajonarse en un fresco vallejo con enormes mayos. Sale de la umbría del vallejo por una portera que da paso a una corta y, más tarde, cruza un arroyo para encaramarse a un corto repecho que da con un pequeño collado, coincidiendo con un desvío a la izquierda. Desde aquí se divisa el tejado del refugio del Presón. Ignora el anterior desvío y sigue los pasos por el mismo camino, para salir del collado a través de una corta y pronunciada bajada entre dos taludes. A un centenar de metros alcanza el llano, cruza el incipiente río Vadillo y, acto seguido, se sitúa en la pista que sigue en dirección al refugio del Presón.

Tras cinco minutos de caminar por pista, cambia de camino en el primer desvío a la derecha, donde sale el camino de las Lanchuelas. A un centenar de metros, abandona éste hacia la derecha por camino de rodadura que inicia un suave descenso, al encuentro de la carretera de Navaleno a Canicosa de la Sierra. Una vez en ésta, tuerce a la izquierda siguiéndola hasta el acceso a la estación de ferrocarril de Navaleno, punto de corte con la variante GR 86.2 que se dirige hacia San Leonardo de Yagüe (ver etapa siguiente).

Ahora da unos pasos hacia la estación de ferrocarril y, una vez situado frente a ella, se desvía a la izquierda por un trozo de senda muy recta. En sucesivas ocasiones entra y sale de la carretera, atrochado en algunas de sus curvas, para ir a morir al otro lado de la carretera en una zona de merenderos, en las proximidades del campo de fútbol. Un último tirón por la carretera antigua nos lleva a la localidad de Navaleno, final de etapa.

 

Variantes GR-86.1: Sierra de Urbión:

     • Derivación 4 Vinuesa   Caserío de Santa Inés. 16,2 km.

     • Derivación 5 Caserío de Santa Inés   Montenegro de Cameros. 13,3 km.

     • Derivación 6 Caserío de Santa Inés   Laguna Negra. 6,5 km.

Variante GR-86.2

     • Derivación 7 Navaleno   San Leonardo. 10,7 km.

Variantes GR-86.2: Sierra de Urbión:

     • Derivación 8 Covaleda   Urbión. 16,2 km.

     • Derivación 9 Duruelo de la Sierra   Urbión. 11,2 km.

 

 

SENDERO DE LOS PINARES PRC-BU 73 - SENDERISMO RIBERA DEL DUERO.

|

La localidad de Huerta del Rey se sitúa en el extremo nororiental de la comarca de la Ribera del Duero, en una zona de transición entre la orografía de la Sierra de la Demanda y el suave relieve del Valle del Duero, a la entrada del desfiladero formado por el río Arandilla.

Sobre este diverso entramado natural, el hombre, en su adaptación al medio ha ido modelando un paisaje de contrastes entre tierras de laboreo intensivo, huertas, prados, zonas de matorral, sabinares, encinares y como no, los característicos pinares, que aportarán al visitante multitud de sensaciones.

Los pinares, protagonistas de esta ruta, se encontraban ya en Huerta en el siglo XVIII, aunque los pastizales cubrían una importante extensión ya que no sólo albergaban a la ganadería tradicional sino también a una enorme cabaña destinada al transporte carreteril, una de las principales actividades económicas de la comarca junto con el aprovechamiento maderero.

Este paseo por los pinares de Huerta permitirá al caminante descubrir de cerca el riquísimo patrimonio de tradiciones, usos y costumbres en perfecta armonía con el territorio que les acoge.

La ruta comienza en el área recreativa Arandilla donde se puede coger agua fresca en la Fuente de la Salud antes de emprender la marcha por un camino asfaltado, que entre chopos, lleva hasta las piscinas del pueblo. Tras pasar estas instalaciones se toma un estrecho camino a la derecha que se adentra a través de un encajonado vallejo, en un maduro bosque de pinos.

A medida que se asciende no resultará difícil sorprender a  algún ejemplar de ciervo aprovechando el pasto fresco. Estos imponentes ungulados provienen de la riojana Reserva Regional de Caza Cameros-Demanda, donde se introdujeron con fines cinegéticos algo menos de 200 ejemplares en la década de los 70. Su expansión ha sido tan rápida que hoy día es común encontrarles por cualquier rincón de la Sierra de la Demanda.

Según se gana altura, se va dejando atrás el pinar para adentrarse en el paraje conocido como El Carrascal, que alberga un tipo de bosque muy abierto de encinas y sabinas sobre un tapiz de pasto que tradicionalmente aprovechaba la ganadería de Huerta.

Avanzando por este paraje con amplitud de vistas, se llega a un collado; aquí se recomienda tomar el ramal del sendero que conduce por la Cresta de las Cuerdas a un interesante mirador desde el que se puede disfrutar de una particular vista del Pico de Navas y otros montes aledaños al cercano Cañón del Río Lobos.

De vuelta al collado se desciende entre esbeltos pinos y tras atravesar un camino forestal en el pago de Pradera Pauleda se presenta un breve ascenso hasta el Alto de la Caracena entre pinos negrales de buen tamaño. Este alto debe su nombre a que durante la Guerra de la Independencia un grupo de soldados franceses decidió acampar en el alto, siendo sorprendidos por guerrilleros españoles, quienes no dudaron en matarlos. De ahí, que los franceses tuvieran una cara-cena.

La senda continúa por una zona de 'tasugueras', pequeñas cuevecillas donde habitan los tejones, pequeños mustélidos que se alimentan sobre todo de abejas y miel. Será difícil toparse con algún ejemplar por sus hábitos nocturnos y su carácter esquivo. También se podrá encontrar en este camino algunas 'bañas' donde familias enteras de jabalís toman sus habituales baños de barro restregándose después por los troncos de los árboles a modo de curioso ritual social.

El camino conduce hasta un desdibujado arroyo por el que se desciende hasta que las señales indican un giro a la derecha para tomar una estrecha senda que entre antiguas tenadas conduce hasta el complejo recreativo donde se encuentran unas Aulas de la Naturaleza, lugar donde se puede tomar agua de la fuente y un tentempié en sus merenderos.

Desde este punto, la ruta discurre por un cómodo camino forestal a través de un pinar de pino resinero. Al llegar a la altura de un viejo refugio se abandona para realizar un atractivo descenso por el cauce de un pequeño arroyo. A mitad del descenso se gira a la derecha para iniciar el ascenso al Alto El Hocino, desde donde se divisa buena parte de los pinares que se han recorrido.

Un pequeño sendero que discurre por un cordal conduce hasta el collado donde se inicia una bajada entre pinos resineros y sabinas en busca de la tenada de la Hoz y un área recreativa cercana. La pista forestal de Arandilla, un amplio y cómodo camino, que seguramente será bien recibido por las ya maltrechas fuerzas, llevará hasta el punto de inicio.

 

RUTA POR EL CAÑÓN DEL RÍO LOBOS - SENDERISMO BURGOS/SORIA

La Senda del Río, PR-SOBU 65, sendero que transcurre íntegramente dentro del Parque Natural Cañón del Río Lobos. Dada su longitud se recomienda recorrer por etapas, llevar agua sobre todo en verano, y buen calzado.

Dado que se trata de un sendero lineal, es importante prever que nos recojan en el punto de llegada, sobre todo si hemos dejado estacionado nuestro vehículo en alguno de los aparcamientos del parque. En este sentido hay que tener en cuenta que NO EXISTEN líneas de transporte público.

Lo más espectacular de este espacio protegido es su paisaje, constituido por un cañón de grandes paredes verticales de roca caliza trazado por el Río Lobos. Los 24 kilómetros que separan la localidad burgalesa de Hontoria del Pinar y el nacedero del Río Ucero (cercano a la localidad de Ucero en tierras sorianas) se pueden recorrer en ambos sentidos. Durante el recorrido podrás apreciar la riqueza natural y cultural que encierra el Parque Natural, además de pasar junto a uno de sus mayores puntos de interés: la Ermita de San Bartolomé.

A lo largo del camino nos acompañarán las distintas especies que habitan en las repisas y huecos del cortado, en las orillas del río y en los bosques del entorno (buitres, chovas, alimoches o Martín pescador entre otros). Además, este intrincado relieve, con su variedad de exposiciones y grados de humedad, está ocupado por una variada y rica flora, con presencia incluso de elementos relictos procedentes de zonas más norteñas.

En periodo de lluvias intensas, fundamentalmente desde el principio del invierno hasta la llegada del verano, hay que tener precaución por la posible existencia de riadas, desaconsejándose la travesía de la senda en este caso.

Iremos describiendo la ruta a través de sus puntos de interés, un total de 14.

1. Río Lobos La ruta aquí propuesta se desarrolla a lo largo del cañón originado por la acción erosiva del río Lobos. El caminante tendrá como compañero constante el cauce del río, aunque en muchos de sus tramos y en determinadas épocas del año, no tendrá agua.

El Río Lobos nace en la provincia de Burgos, recoge sus escorrentías superficiales y drenajes de los sustratos no permeables. Cuando llega a la sierra de Cabrejas se topa con materiales calizos permeables fácilmente alterables por su contacto con el agua. Con el tiempo, el río se ha ido abriendo paso disolviendo la roca caliza dando lugar a este magnífico y angosto cañón de más de 20 kilómetros, que llega hasta el nacimiento del río Ucero, con el que funde sus aguas.

2. La Vida en el Río Hay una fauna característica asociada a ríos y riberas. Las comunidades estrictamente acuáticas están formadas por invertebrados que constituyen los primeros eslabones de la cadena alimenticia y que son depredados por cangrejos y peces entre los que se encuentran diversas especies. Estos, a su vez, son depredados por aves y mamíferos como la nutria, la garza real y el Martín pescador. También hay diversos mamíferos de menor tamaño asociados a este ecosistema como el hurón, la rata de agua o el desmán de los Pirineos.

La vegetación varía según el curso del río y la humedad del sustrato pudiendo encontrarse desde choperas a plantas acuáticas.

3. Ermita de San Bartolomé Es el enclave histórico-artístico más importante del Cañón del río Lobos. La Antigua San Juan Otero es una edificación situada en un paraje privilegiado y en torno a la cual giran un gran número de leyendas. Se trata de una construcción del siglo XII, atribuida a la Orden del Temple. Se pueden distinguir elementos propios de dos estilos arquitectónicos distintos: románico y gótico.

Tiene planta de cruz latina, caso singular en el románico soriano. Las capillas laterales son más bajas que la central y se iluminan con sendos rosetones cubiertos con una celosía en piedra, que denotan una marcada influencia árabe. En las cercanías de la ermita se encuentra el Colmenar de los Frailes.

4. Valderrueda El paraje donde se junta, o separa, la senda del río con el sendero ibérico soriano (GR-86) se conoce como Valderrueda. Es un punto inmejorable para poder adivinar las diferentes formaciones vegetales del parque natural desde el fondo del cañón. Por un lado, la vegetación ligada al curso fluvial por otro los cortados. Y si miramos hacia el Barranco de Valderrueda veremos los bosques de pinos y las sabinas.

Si el sendero se hace aguas arriba, el caminante se introducirá en la Zona de Reserva del Castillo Billido. Se trata de una zona de elevada sensibilidad debido a la presencia de especies amenazadas. Más adelante el sendero atravesará una segunda Zona de Reserva, El Apretadero.

5. Castillo Billido Nos encontramos en el Castillo Billido, mirador natural y antiguo castro celtibérico. Aquí, como en muchas partes del cañón, al pie de las paredes verticales, se disponen unos taludes de derrubios formados por gravas y limos. Su origen se debe a la fragmentación de las piedras rocosas por las heladas producidas, especialmente, en periodos fríos del Cuaternario. Estos fragmentos rotos se van acumulando en la base de los roquedas.

6. Cueva Negra es un buen lugar para señalar la importancia de cuevas y cavidades del cañón como refugio para un numeroso grupo de especies. La Mayoría de las cuevas que aparecen en los cortados del cañón son el corte de antiguas galerías de circulación del agua subterránea y la huella del intrincado laberinto que existe bajo el suelo que pisamos. Entre los habitantes de estas cuevas y grietas figura la más grande de las rapaces nocturnas el búho real y también multitud de murciélagos.

7. El Pozo Perín De la importancia que tuvo la ganadería en el pasado quedan, como testigos, antiguas taínas en la pamera y restos de muretes de piedra en apriscos y cerradas, aprovechando las cavidades del cañón y actualmente en desuso.

En el paraje de El Pozo Perín, el Cañón del río Lobos es atravesado transversalmente por una cañada conocida como 'Cañada o Cordel del Mojón Blanco' que puede ser interpretada como una variante todavía más occidental de la 'Cañada Real Soriana Occidental'.

8. Siete Ojos El paraje de Siete Ojos constituye el punto intermedio en la senda del río y en otras ocasiones, el punto de partida del trayecto si has elegido hacer la senda por etapas. Su nombre se debe a la presencia del puente siete ojos por el que pasa la carretera. Puede sorprender al caminante un puente de estas características para atravesar un cauce la mayor parte del año seco.

 

 

SENDERO AL DESFILADERO DE LA YECLA

Este sendero nos acerca al paraje de La Yecla, una profunda y estrecha garganta excavada en los espesos bancos de calizas que caracterizan el relieve de las Peñas de Cervera, de abruptos escarpes y con gran diversidad de formas.

El angosto desfiladero, horadado por la acción de las aguas del Arroyo el Cauce durante millones de años, tiene zonas con una anchura que apenas llega a los dos metros. En las cumbres anidan más de 100 parejas de buitre leonado.

Una serie de puentes y pasarelas colgantes permiten recorrer andando esta cluse, en cuyo fondo se alternan las marmitas de gigante y las cascadas.

Justo detrás del monasterio de Santo Domingo de Silos y desde el arco medieval de la Villa parte el sendero que paralelo a la orilla del Río Mataviejas se acerca hasta La Yecla.

Unos metros por la carretera permiten llegar a la escalera que desciende hasta el fondo de la garganta. Son 600 m por un espacio verdaderamente inolvidable. El regreso se realiza por el mismo camino. En total son 5 km y dos horas de fácil marcha.

El desfiladero está incluido en el Espacio Natural de la Yecla y los Sabinares del Arlanza, que abarca más de 26.000 hectáreas, el valle medio del Arlanza, las Peñas de Cervera, el Cañón del río Mataviejas, la Meseta de Carazo, el Monte Gayubar y las Mamblas.

Aquí se localiza uno de los más extensos y mejor conservados Sabinares de Europa, con ejemplares que superan los 2.000 años de vida. También encontramos masas de encinas, quejigos y rebollos, y abundante fauna.

La sabina albar (Juniperus thurifera, que significa “productora de incienso”), es una especie superviviente de épocas prehistóricas.

 

 

Enlaces de Interés

Galería de Imágenes

Comparte esta Página