La explotación de los recursos madereros fue, pues, el recurso de la zona desde la antigüedad. En 1570, dos vecinos de Navaleno, Juan Gonzalo y Juan de Pero Peña, junto con Francisco Carretero, de San Leonardo, se comprometían mediante escritura formal, a poner a disposición del prior del monasterio de David una treintena de vigas y varias partidas de madera, a precios convenidos.
Por otro lado, una cédula expedida por Carlos IV el 26 de febrero de 1794 recoge que Navaleno "se halla situado en un terreno monturoso, rodeado por todas partes de pinares, y por su naturaleza tan áspero, miserable e infructífero que sus naturales se halla privados de todo auxilio para su manutención, a excepción del tráfico de la carretería". Por ello se concedía a los vecinos la facultad de cortar y explotar cada año 400 pinos, en el paraje de Las Dehesas, lo que constituirá el origen de la llamada "suerte de pinos". Este reparto vecinal directo de los beneficios de la explotación del bosque confirmada en su forma actual desde 1910 constituye desde su instauración una característica singular de la economía del municipio.
